lunes, 28 de enero de 2013

más preliminares y vacunas



26 de noviembre de 2012.

   Cómo pasa el tiempo. Un viaje como el que tengo intención de hacer tiene un montón de tarea, y tengo que empezar ya si no quiero que me pille el toro. Tengo cita esta semana para el tema vacunas, tengo que mirar el seguro de salud, los visados, el presupuesto, los vuelos. Ha habido un cambio de planes. Yo iba a salir con Dani y Pilar para empezar juntos y luego cada uno seguir por su lado. Pero al final ellos no van a salir hasta marzo y yo desde luego quiero irme antes. Así que al final tendré que partir sola.

   Lo único que me impide disfrutar al cien por cien de mi nueva situación es la venta de la casa. Estoy realmente preocupada, porque si me voy sin venderla no voy a estar tranquila del todo, que es lo que yo necesito. No se ya lo que hacer. Inmobiliarias, flayers, portales de internet, carteles de se vende…pero no hay forma. Sólo me falta irme al paseo marítimo con un cartel tipo vendo oro, pero que ponga vendo casa. Lo peor es que me toma muchísimo tiempo el asunto, porque aunque la venta no se concrete, voy a enseñarla casi a diario, más los mensajes de internet, la visitas a las inmobiliarias, las continuas llamadas de teléfono. Un auténtico coñazo, vamos.
   He encontrado también dónde hacer los cursos intensivos de inglés y francés. Al final, después de mucho buscar, he acabado en inlingua, que es dónde yo había estudiado de joven. La verdad es que tienen un buen método y buenos profes. Yo siempre digo que he estudiado inglés en muchos sitios pero que lo poco que sé lo he aprendido en inlingua. Ya veremos.

29 de noviembre de 2012.

   Hoy voy con Dani y Pilar a sanidad exterior a que nos asesoren sobre las vacunas. En Málaga hace un frío que pela. La doctora que nos atiende es una cachonda, supersimpática y superprofesional. Nos lo explica todo muy clarito. El resto del equipo es también genial. Así da gusto. 

   Últimamente es tan difícil ir a algún sitio y que haya gente amable, que se agradece infinito cuando lo encuentras. Estamos tan a gusto que nos dan las tantas charlando y contando nuestro futuro viaje. Cuando digo por ahí q voy a dar la vuelta al mundo, la mayoría de las veces la gente me mira entre horrorizada y muerta de envidia. Es una expresión curiosa. Rosa Díez (sí, como la de UPyD), que es el nombre de la doctora que nos asesora, me lo dice abiertamente. “Te odio”.
   Para vengarse, me inocula el virus de la fiebre amarilla, y me prescribe un montón enoooorme de picotazos envenenados, que ella llama vacunas.  Y con una expresión indescriptible de sadismo me dice que además, por algunos de ellos voy a tener q pagar una pasta porque la seguridad social ha dejado de cubrirlos…hace sólo unas semanas. Creo que está disfrutando indescriptiblemente mientras nos da la noticia.(es broma, Rosa)

   Picamos algo en el muelle uno, que está precioso, y tiramos para el pueblo.

30 de Noviembre de 2012

  Mi madre ha decidido venir conmigo a Málaga, que van a darme el alta, y aprovechar para hacer algunas compras navideñas. Hoy he descubierto de dónde me viene la manía de pasear recordando el pasado. “aquí estaba La mar chica, que a tu padre le encantaba”. “Este edificio era la pensión dónde nos quedábamos cuando veníamos de Casablanca”. Madre mía, lo que es la genética.
   Como hemos llegado con tiempo, nos damos una vuelta por Atarazanas. Nada más entrar, mi madre empieza a reírse por lo bajini. “Qué te pasa?” “nada, jijiii, nada, jijjiii”. “es que he visto el puesto de los pimientos y me he acordado…”. Dios. Yo de pequeña era una niña increíblemente buena y obediente. Sólo hice una travesura en toda mi infancia, pero quizás por eso es tan recordada. Me habían regalado un bolsito monísimo unos parientes que vinieron de visita. Fuimos, como hoy, al mercado central, y yo, al ver aquellos rabitos de los pimientos, escrupulosamente colocados en pirámide, con su forma de perchita vegetal, no tuve otra ocurrencia que colgar mi bolso en uno de aquellos rabitos incitadores. No hace falta decir el estropicio que le monté al pobre verdulero. 

   Hoy después de tantos años, veo los pimientos y me vuelven a entrar ganas de colgar el bolso. Yo creo que los colocan así para provocar. Y mi madre partiéndose de risa al recordarlo. Las trastadas de mi hermana, como fueron tan abundantes, casi no son recordadas, pero la mía, como fue única…debe ser la ley de la oferta y la demanda. La verdad es que me molesta un poco.
   

  

02 de diciembre de2012
   Diciembre ya. Cómo pasa el tiempo.( Sí. Lo repito). Empiezo a estar preocupada por no tener ingresos. No estoy acostumbrada. Y el dinero se va de una forma increíble y eso que en cuanto a austeridad y recortes no me gana ni Don Mariano. Pero hay cosas en las que no se puede recortar, como la gasolina, que está por las nubes.
   Y a veces siento un poco de cargo de conciencia por no estar ganándome la vida, aunque ahora mismo no tengo necesidad inmediata de hacerlo. Pero yo era la típica que a los doce años daba clases a los hijos de los vecinos que iban mal en el cole, y a los veinte iba a limpiar apartamentos en una multipropiedad los fines de semana. Recuerdo que tenía que levantarme a las cinco, y que mi padre se levantaba conmigo y me daba más dinero del que iban a pagarme en la empresa, porque para él era como un desdoro que su hija fuera a limpiar. En fin, que me encuentro rara. 
   Hoy he tenido invitados en casa. Pilar y Domingo y Pilar y Dani. Me apetecía mucho invitarles a casa porque son unos amigos a los que adoro, me encanta pasar ratos juntos, son una gente maravillosa en todos los sentidos y les aprecio un montón. Tenía ganas de celebrar con ellos mi nueva vida. Hemos pasado un día estupendo.
  La sobremesa se ha prolongado hasta casi las ocho de la tarde. Me encanta. Creo que hay pocas cosas en la vida que me gusten más que una buena sobremesa, después de una buena comida, con buenos amigos, mientras apuro despacito el vino que ha quedado. Una conversación distendida (aunque a veces no tanto) con "interlocutores válidos" y ganas de repartir estopa o de divagar sobre los misterios de la existencia. O de contar batallitas del pasado, aunque muchas veces las hayamos oído ya tantas veces, sobre todo si se trata de amigos antiguos. Y, lo que más, ganas de reírnos hasta de nuestra sombra.

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