sábado, 1 de febrero de 2014

LA ISLA DE PASCUA


Un rincón magnético de la Isla de Pascua

trasera del moai con ojos

el mohai con ojos


Tengo que reconocer que no me llevó a la Isla de Pascua ni su supuesta calidad de ombligo del mundo, ni su fuerza magnética, ni siquiera la belleza de sus moais. Lo que realmente me llevó a hacer una escala allí es, simplemente, que detesto profundamente los vuelos largos, y la isla estaba ahí, entre Papeete y Santigo. A pesar de todo, es evidente que ya que estaba iba a echar un vistazo y conocer todo lo que pudiera, no se tiene una oportunidad así muchas veces en la vida...
La belleza agreste de la isla no me ha decepcionado en absoluto, la supuesta fuerza magnética que emana, y ante la que yo suelo ser tan escéptica, me ha sorprendido e incluso, me ha hecho recapacitar sobre muchas cosas, quizás muchos prejuicios. Sin embargo, la actitud de la la mayoría de sus habitantes nativos no me ha gustado. Y no me ha gustado su carácter, huraño y altivo. Y lo peor, el ya mencionado discursito de la “pureza de sangre”, que reconozco que no puedo soportar. En fin.
Una de las excursiones que me han resultado más gratificantes en la Isla fue la ascensión a pie y en solitario (no me apeteció estar con Jean Luc, así que le di esquinazo)a la aldea ceremonial de Orongo. La aldea está al borde de un acantilado inhóspito, donde el viento bate con una fuerza impía y donde se celebraba la ceremonia del hombre pájaro, o Tangata Manu).

Aldea ceremonial de Orongo

   La aldea estaba desierta el resto del año. Solo era ocupada durante la ceremonia. Y sufriendo la violencia del viento en mis propias carnes, comprendo por qué. 
   Los diferentes clanes se reunían aquí y elegían cada uno al guerrero mejor preparado para superar la durísima prueba. Luego tenían que llegar nadando hasta el islote de Motu Nui, a través de un mar infestado de tiburones, y permanecer en él hasta conseguir un huevo del gaviotín que habita allí. Una vez conseguido el huevo, debían volver a cruzar el mar llenos de los simpáticos escualos, escalar el acantilado y llegar el primero a la aldea. Además de estos peligros naturales, los contrincantes tenían que poner buen cuidado en esquivar las trampas y agresiones de sus rivales. 


Islote Motu Nui, donde los participantes en la ceremonia del hombre pájaro tenían que conseguier el huevo del gaviotín

   No hace falta decir que muchos de los competidores no volvían jamás. El ganador era nombrado jefe de todos los clanes durante un año. Eso sí es ganerse el puesto, eh?
   Al borde del acantilado dicen que hay unos petroglifos muy interesantes, pero están clausurados y no puedo verlos.
   Pero el regalo por la ascensión es poder contemplar el crater inundado del Rano Kau, el volcán más hermoso de los tres que configuran los vértices del triángulo que es la Isla de Pascua. Sus 2km de diámetro y sus más de 200 metros de profundidad tienen una belleza indiscutibe y misteriosa que me cautiva y que no puedo dejar de fotografiar compulsivamente. Yo, que soy tan poco amiga de hacer fotos.


Cráter cel volcán Rano Kau

   En ello estoy cuando llega a la cima, jadeante y sonriente, y como con prisa , como si tuviera muchas cosas que hacer, una chica rusa. Me pide que le haga una foto con el crater y me cuenta que está dando la vuelta al mundo. Yo le cuento lo mío.
-Oh. Yo he visitado ya diecisiete paises.(los enumera). Y tú?
-Ni idea. La verdad es que no se me ha ocurrido contarlos.
   Me mira con desprecio y se va muy apresurada.
   Esa misma tarde, comento con una chica que vive en la isla aunque no es de allí, el curioso y difícil caracter de los isleños. Nos preguntamos si tendrán algo que ver las incursiones de los barcos esclavistas que vendían su mercancía en elpuerto de Callao, en Lima, y que esquilmaron su población en el siglo XIXhasta reducirla a poco más de 100 habitantes en 2877, A saber. La verdad es que atrocidades ha habido en muchos sitios de los que he visitado y sin embargo, los habitantes eran afables y con buen carácter.
   Hoy en día la isla cuenta con una población de unos cinco mil habitantes,  y su condición de "territorio especial" con relación al gobierno de Chile, hace que los habitantes tengan un montón de privilegios y beneficios de todo tipo, sobre todo si se comparan con otras poblaciones indígenas como los Mapuches. A mí no es que eso me parezca mal, lo que no soporto es que encima estén todo el día quejándose y renegando.
   Ha llegado el momento de partir. Me voy de este islote perdido en medio del océano, a más de tres mil kilómetros de cualquier sitio civilizado, lo que no me ha echo sentir más aislada, ni menos, que en cualquier otro sitio.
   Las puestas de sol en ahu Tahai, las largas horas de playa en Anakena, los deliciosos ceviches de atún, la silueta de los moais recortadas a contraluz al amanecer. A pesar de todo, ha sido un placer. Un privilegio que sé apreciar en su justa medida















2 comentarios:

  1. Tengo muchas ganar de ir a la Isla!!

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  2. Es un lugar muy particular. Bello y magnético. Inquietente, a veces. El problema es que está en un enclave demasiado remoto

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