miércoles, 2 de octubre de 2013

DE FRANZ JOSEPH A QUEESTOWN

   Tengo la mandíbula desencajada de tanto decir ahhh, ohhh. Me paso la mitad del tiempo boquiabierta ante los paisajes que voy encontrando. Cuando ya pensaba que lo había visto todo, el trayecto de Franz Joseph a Queenstown, creo que ha sido lo mejor de toda Nueva Zelanda. En este tipo de trayectos tan espectaculares, el conductor va explicando lo que estamos viendo y vamos parando continuamente para poder tomar fotos. Tengo la suerte de que hace un día excepcionalmente soleado y las más de ocho horas de autobús me saben a poco. Cuánto me gustaría poder hacer fotos que le hagan justicia a estas maravillas, más que nada para que pudierais tener una noción de cómo es esto.




























   No tengo ni idea de porqué pero pensaba que Queenstown era una gran ciudad, tipo Auckland, y cual no es mi sorpresa cuando al llegar me encuentro con una estación de esquí venida a más, pero que no llega a ciudad. Eso sí, en cuanto he puesto pie en tierra he comprendido por qué todo el mundo me decía que tenía que venir. Está  toda rodeada de montañas increíblemente bellas, y tiene un lago precioso. También un ambiente estupendo, y una gran oferta de ocio. Y la mezcla de todo eso hace que sea un lugar francamente recomendable. Además, el Haka Lodge donde me alojo es posiblemente uno de los mejores sitios donde me he hospedado en toda Nueva Zelanda. El ambiente es genial, estoy como en casa desde el momento en que he llegado. La sala de estar tiene un sofá enorme en círculo y una pequeña cocina aparte de la grande que está en otro sitio. Por la tarde, cuando vamos llegando nos contamos como hemos pasado el día. Monty, el perrito del hostel es lo mejor, nos hemos hecho íntimos y otros huéspedes más antiguos se ponen celosos cuando prefiere instalarse en el sofá conmigo.

   Mientras cenamos, generalmente ponen en la tele comedietas de esas insoportables con risas enlatadas, pero luego va cambiando el “público” y  un chaval de Nueva York y yo ponemos Juego de Tronos y nos lo pasamos de lujo. También he conocido un chico australiano, Dan, muy majete, que está empeñado en que me vaya todas las noches de fiesta, y un chico francés encantador, Julien. Es fantástico encontrar un sitio así donde estás tan cómoda y a gusto. La oferta "estrella" de ocio en Queenstown es todo tipo de saltos salvajes y descabellados desde los sitios más inverosímiles. O barcos superrápidos que pasan a distancias suicidas de las rocas y de las caídas de agua. En fin, lo que a mí me gusta. Menos mal que también hay alguna cosa más tranqui y. sobre todo, más asequible.
   La visita obligada en Queenstown es Milford Sound, un fiordo impresionante. El trayecto en autobús desde Queenstown dura unas cuatro horas y luego dos horas en barco recorriéndolo así que pasas el día entero para la visita, pero merece la pena cada minuto.
    El autobús es todo de cristal para que puedas ir disfrutando de los paisajes impresionantes durante el trayecto. Hay otras excursiones con autobuses convencionales màs baratas, pero esta merece la pena. Paso el día con Megan, una kiwi encantadora que viaja por la isla sur con su madre, una septuagenaria con una marcha que ya quisiera yo. Comentamos divertidas que nuestros respectivos cumpleaños son muy pronto y casi consecutivos. Como Megan es profe de inglés es capaz de entenderme y hacerse entender por mí con bastante facilidad así que al fin encuentro alguien con quién comentar el asunto de los aborígenes en Australia y los  maoríes en Nueva Zelanda. Megan corrobora totalmente la percepción que yo tenía en Australia y lo diferente que veo el asunto es Nueva Zelanda. Aquí no percibo en los maorís ese “trauma infantil” que sentía en los aborígenes de Australia. Comentamos que quizás es debido a que las cosas se desarrollaron de manera bastante distinta cuando llegó el hombre blanco. Aquí los maorís eran guerreros muy agresivos y plantaron cara al invasor, consiguiendo firmar acuerdos con ellos. Digamos que la cosa fue un poco menos injusta.
   Megan y su madre han optado por hacer la vuelta a Queenstown en avioneta. Tiene que ser una pasada sobrevolar los fiordos, pero hace un días bastante nublado y desapacible y hasta última hora no les confirman si pueden volar o no.
   Además de la belleza natural del sitio, de los cientos de cascadas que jalonan los elevados acantilados de granito que nos rodean(algunos de hasta 1200 m) nos acompaña también la presencia de unos delfines enormes que juguetean alrededor del barco durante un tramo de la travesía y algunas focas que viven en las rocas de los acantilados. No se puede pedir más. Bueno sí. Que haga menos frío y humedad. Pero quizás eso ya sería demasiado pretender. Pinguinos no vimos, aunque dicen que se los puede encontrar a veces.
   Todos estos sitios son lugares sagrados con leyendas maorís que explican su creación. Por ejemplo, en el glaciar de Franz Joseph, la leyenda cuenta que una diosa a la que le gustaba escalar montañas, convenció a su enamorado para subir a una y este, en el transcurso de la ascensión, se despeñó y se mató. Y de las lágrimas de ella se formó el glaciar. Y en Milford sound, la leyenda cuenta que el dios Ma-Te-Raki fue esculpiendo toda la costa de Nueva Zelanda y como esta parte fue la última, es la que le salió mejor porque ya tenía experiencia. No soy muy buena contando leyendas.Lo siento.

   El día siguiente lo dedico a hacer algunas rutillas por la ciudad, que está llena de ellas. Nada fuerte, que no me apetece, pero muy agradables. Siento que me repito una y otra vez con los adjetivos, pero es que ya no se cual emplear. Creo que me voy a inventar uno, ya estoy cansada de los de siempre. Ampifuloso. Ala. Esto es ampifuloso total
  
   Al día siguiente, autobús hacia Christchurch. Esta vez que iba preparada para una ruta maravillosa, el paisaje me resultó un poco soso. Es que te acostumbras a ver una maravilla cada dos kilómetros, y ahora como pasen diez sin que se me desencaje la mandíbula, te dices uf, esto no es pa tanto. Además, el objetivo de este desplazamiento es la ruta en sí, porque en Christchurch no voy a estar más que una tarde para coger el vuelo a Auckland al día siguiente. El día nublado y chubascoso tampoco ayuda mucho.
   Christchurch es una ciudad marcada por el terremoto de 2011. Es desolador ver como dos años después, la ciudad está aún sembrada de solares vacíos que aún no se han reconstruido, y de edificios restaurándose. No pensaba que fuera a encontrar una ciudad tan traumatizada aún por lo ocurrido después de este tiempo. Tuvo que ser realmente espantoso lo que vivieron aquí.
    Otra casita victoriana tipo a la de Auckland para alojarme, aunque en esta sólo voy a pasar una noche. Intento salir a dar una vuelta pero está demasiado oscuro, demasiado frío y no hay un alma por las calles. Ni una. Así que desisto y me doy una ducha. Hay Internet gratis. Intento ponerme a escribir pero no me apetece nada. Me voy a la sala y me pongo a leer el libro que me regaló el librero generoso de Cairns.

   Por la mañana, autobús al  aeropuerto y vuelo sin incidentes a Auckland. Hace muy malo. El hostel ya esperaba que no me gustaría. Es una ratonera, y además, enorme. No descarto esta ciudad como futuro destino para pasar un tiempo y aprender inglés. Prefiero Sydney, pero en Auckland también estoy a gusto y la gente es muy acogedora. el problema es que para mi gusto hay demasiada gente que habla español, sobre todo chilenos, pero desde luego es futurible. Me gustan los kiwis.

   Hoy vuelo para Polinesia. Toda mi vida he soñado con ir allí. Pero no estoy tan excitada como se podría imaginar. Me hace ilusión, claro que sí, pero a estas alturas no sé muy bien si me va a gustar tanto como yo pensaba cuando era joven. Estoy casi convencida de que no Tengo la impresión de que ya me han vendido demasiados paraísos que luego no han sido tales. Creo que después de tanto viaje estoy un poco escéptica con ese tipo de destinos. Y además, estoy intranquila por el dinero. Polinesia es un destino muy caro y yo he gastado más de lo que pensaba en Australia y en Nueva Zelanda. Pero no voy a preocuparme .¿Qué es preocuparse? Tiempo perdido. sólo voy a disfrutar.
   
   Otro país, otro idioma, otras costumbres, otros problemas. A ver como me adapto.

  



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2 comentarios:

  1. Desafortunadamente algunas veces los lugares "paraíso" son nada más que los lugares turísticos, dedicados a lucrar con el turismo y no son más que centros comerciales gigantes, Vallarta en México se ha convertido en su mayoría en algo asi; de playas paradisíacas a la capital de la vida nocturna. Muchos de los verdaderos paraísos no se mencionan por casi ningún medio de información. Espero que Polinesia si sea un paraíso. ¿De verdad es tan dificil conseguir trabajo en otros países?, ¿que tan viable crees que sea trabajar 2 o 3 meses en cada lugar y luego viajar de nuevo?

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  2. No sé que te ha hecho pensar que sea difícil encontrar trabajo. En la mayoría de los sitios es bastante fácil encontrar un trabajo temporal que te permita seguir viajando. Eso sí, sin grandes lujos. Los hostels suelen aceptar con frecuencia el trabajo de los huéspedes como pago de su estancia y otros derechos.Es perfectamente viable hacer lo que dices, de hecho hay mucha gente que lo hace.Anímate, Kouji, creo que estás en el momento de hacerlo

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