miércoles, 12 de noviembre de 2014

EL DESIERTO MÀS ÀRIDO DEL MUNDO




   Se vive bien en San Pedro. Nosotras, al menos, estamos bien. Nos sentimos a gusto. El pequeñìsimo tamaño de la poblaciòn, que hace que puedas llegar caminando a casi cualquier destino, y el ambiente distendido que reina en todas partes, nos contagia y nosotras no ponemos resistencia.

Mercado de artesanìa de San Pedro de Atacama






  La poblaciòn de San Pedro es de lo màs variopinta. No sè que porcentaje de habitantes son autòctonos , pero da la sensaciòn de que la mayorìa son gente  de otros sitios que han ido a dar con sus huesos allà buscando una nueva oportunidad. O quizàs, huyendo de algo. Sin embargo, la convivencia es fàcil y agradable. Muchos proceden de otras ciudades de Chile, pero tambièn hay un nùmero considerable de extranjeros y entre ellos, bastantes europeos. Todos parecen perfectamente integrados en la comunidad y adaptados a las condiciones de vida. A mì me da la impresiòn de que San Pedro de Atacama es un buen sitio para vivir, al menos durante una temporada. Y algo muy importante, hay posibilidad de trabajar a poco que tengas disposiciòn. El boom turìstico que està experimentando, hace que haya un montòn de cosas por hacer .





La iglesia de San Pedro. Es muy fotogènica. tiene algo que atrae

   A pesar de ese boom turìstico del que hablaba, no es un destino al uso(al menos por el momento) y (tambièn por el momento) aùn no se ha convertido en el esperpento pasado por el callejòn del Gato en que se suelen convertir este tipo de enclaves. Le doy tres telediarios. Aunque, como siempre que hago algùn  pronòstico de ese calado, espero equivocarme. De cualquier forma, no puedo dejar de pensar que no tengo la sensaciòn de estar en Chile. Hasta ahora, he sentido justo lo contrario en este paìs. Es un paìs con una personalidad muy presente, sea por los chilenos, sea por su historia reciente. Es, còmo decirlo, como si se respirara "chilenidad".No sè muy bien por què, pero en San Pedro se produce una especia de vacìo de identidad, una sensaciòn de estar en tierra de nadie, aunque tampoco es eso. Creo que el hecho de estar en el desierto lo aisla de nacionalidades o de fronteras artificiales (al fin y al cabo, todas las fronteras son artificiales) y le proporciona una identidad natural, alejada de nacionalidades terrenas. Y el cielo. El cielo de San Pedro. No me canso de mirarlo y de disfrutar ese azul tan puro y tan intenso que no parece posible. De noche debe ser tambièn precioso, pero el frìo no me anima demasiado a la contemplaciòn, la verdad.

   El ùnico problema grave que le encuentro a San Pedro es que està pràcticamente en medio de la nada. A un montòn de kilòmetros de cualquier sitio. A no ser que consideremos Calama un sitio, quiero decir. Y eso, a estas alturas de mi vida, pesa. No es un escollo insalvable, pero pesa.

  Isa y yo le hemos cogido el gusto a un restaurante que se llama las delicias de Carmen, increiblemente bien de precio, que es algo difìcil de encontrar en San Pedro, y con una comida deliciosa. La patasca, la carne al jugo,el chupe de locos (vaya nombrecito) , todo delicioso. Hemos comido muy bien en San Pedro y en Chile en general, pero el problema es que no es nada barato.
 En general, nos dedicamos a pasear, a charlar de nuestras vidas, nuestras familias, sobre España. Sus dos hijos estàn parados y sin perspectivas de encontrar trabajo. Es una situaciòn terrible, en especial para la gente joven. Mientras, recorremos el pueblecito , que para su pequeño tamaño tiene un montòn de rincones encantadores y descansamos pensando en las siguientes visitas. La mayorìa de los sitios interesantes a visitar estàn a unos cuantos kilòmetros del pueblo y hay que madrugar bastante.

   Durante el camino de vuelta de los geisers del Tatio, vemos algunas manadas de alpacas.que  son muy graciosas, y tambièn algunas vizcachas y vicuñas. Ala. ¿còmo te quedas? Pues sì, Hay que ver lo que se aprende viajando. Yo, que antes habrìa dicho al verlas "oh, mira que "bichos" tan bonitos", ahora distingo una alpaca de una vicuña. Y hasta una vizcacha, oiga. Que yo todo el tiempo decìa "bizcocha". Serìa por el trauma repostero con que me quedè despuès del fiasco de los alfajores argentinos. A lo màs que hubiera llegado es a decir "mira, una llama" ante las dos primeras o "que peaso conejo" a la tercera.


Una manada (o como se diga) de vicuñas

   Màs adelante, tendremos Isa y yo otro encuentro con un roedor altiplànico que no fue tan agradabble. Pero no adelantemos acontencimentos.

   El colofòn del dìa lo pone la visita a un poblado que nos dijeron muy interesante y que a mì me pareciò un montaje total, aunque no conseguì que nadie confesara. El poblado en cuestiòn se llama Machuca y consiste en una sòla calle flanqueada de casitas de adobe que supuestamente estàn habitadas y una ermita en lo alto de un pequeño cerro, que no deja de tener su gracia y su estètica. El problema es que te lo venden como una poblaciòn dònde la gente aùn habita y conserva las tradiciones, y no es asì. Machuca serìa eso hasta hace algùn tiempo, pero ahora es una suerte de escenario donde habitantes de poblaciones cercanas se desplazan cada dìa a montar el espectàculo. Nos recibieron con el olor de los anticuchos (una especie de pinchito grandote) de alpaca, y las empanadas. A pesar del hambre, lo màs reconfortante fue beber un agûita de coca y chachacoma(yerba medicinal altiplànica), Este tipo de brebajes sientan increiblemente bien y reconfortan el cuerpo en estos lugares tan hostiles. A lo largo de la geografìa sudamericana te vas a- costumbrando sin darte cuenta a ingerirlos y casi sin querer te vas aficionando a ellos. Guardo recuerdos imborrables de algunos, que me sentaron maravillosamente en màs de una situaciòn desagradable.Uhmmm quinoa con manzana..lo mejor para un estòmago alterado.
Iglesia de Poblado Machuca

Recibimiento con anticuchos de alpaca

Poblado Machuca

Otro detalle de la iglesia




   El caso es que despliegan su parafernalia para recibir al turista, y yo con la mosca tras la oreja. No es que me parezca mal, de hecho me parece una iniciativa interesantìsima, pero lo que me molesta es que me engañen. Por todas partes me dediquè a husmear y enseñarle a Isa (que no estaba muy interesada en mi investigaciòn "desenmascadora de engaños al turista") evidencias de que las casas no estaban habitadas. Lo mejor fueron unas señoras pesadìsimas que se empeñaban en venderte prendas de alpaca mientras fingìan coser.
- ¿esto lo ha tejido usted?, le pregunto como interesada
- Pues claro, dice enojada mientra sigue manipulando un trozo de labor enganchado a una aguja de tejer.

   Ya de vuelta a San pedro, y recordando mi mala experiencia con el soroche, nos hemos dado cuenta del error que cometimos al ir primero al Tatio, sobre todo, viniendo de Santiago. Es mejor realizar primero cualquiera de las otras excursiones y dejar que el cuerpo se vaya aclimatando poco a poco a la altitud.

   La excursiòn a las lagunas altiplànicas estuvo en duda hasta el ùltimo minuto, porque habìa caìdo mucha nieve y hasta que no llegàramos allà no sabrìamos si podrìamos accedeer a ellas o no. Como todo el mundo nos habìa recomendado la visita, decidimos arriesgarnos. Cuando llegamos, encontramos que se podìa acceder pero el coche no podrìa llegar al comienzo habitual del trekking y casi la totalidad de èste iba a ser caminando sobre la nieve. O sea, que lo que se suponìa una caminata ligera se iba a convertir en algo bastante màs duro. Isa decidiò quedarse en el coche y yo decidì intentarlo.


Subida a la laguna Miscanti

Un zorro  saliò a curiosear

La vista de los volcanes era impresionante

Habìa muchìsima nieve en el camino

Por fin, la laguna Miscanti

Otra imagen de la subida

No pudimos acceder a la laguna miñique porque estaba cortado el camino por la nieve

   El trekking en sì no es difìcil, eran las circunstancias y la altitud. Y yo, con mis geox de verano, claro. Menos mal que iba sobre aviso y me puse lo mismo que en la isla sur de Nueva Zelanda cuando hice el Tongarino alpine cross: capas y capas de bolsas de plàstico y calcetines alternativamente. No èramos demasiados en el grupo para subir, unos seis o siete, y fue bastante agradable, aunque durillo. Fue muy emcionante cuando nos encontramos un zorro ya casi llegando a la laguna.




A la vuelta, parada en el pueblo de Toconao, con una pequeña iglesita muy linda. Y vuelta a San Pedro.
Interior de la iglesia de Toconao

Detalle de la escalera del pùlpito en madera de càctus

   Casi sin darnos cuenta, ha llegado el momento de abandonar Atacama y decidir nuestro pròximo destino. Isabel quiere que vayamos a Bolivia y yo veo clarìsimo que si vamos,  deberìamos ir desde San Pedro visitando el Salar de Uyuni, que debe ser una maravilla. Pero, claro, es naturaleza. Asì que decidimos ir a Iquique y Arica y luego cruzar la frontera por Tacna y llegar hasta La Paz. Me quedè con las ganas de ver Uyuni. Otra vez serà.


 
 


2 comentarios:

  1. Que sorpresa! De nuevo aventuras! Bieeen

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  2. Todavìa quedan muuchas aventuras por contar. Aunque sea a toro pasado

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