mientras los ojos me cambian
de color.
de color.
de color.
La inteligencia no sirve de nada
si la cabeza te cambia
de color.
de color.
de color.
Cinco semanas en globo
y sin ganas de volver.
Radio Futura
La misma noche que llegamos a Chau-Doc, después de varios intentos
fallidos de búsqueda de restaurante, cenamos en un vegetariano donde he comido el mejor tofu y las mejores
berenjenas de mi vida. El pobre Dani se pidió unas alitas de pollo creyendo que
eran de pollo de verdad, para descubrir que eran de tofu. Todo lo que anunciaba
en la carta como ternera o pollo, eran hechos con tofu. Aquí lo venden por
todos lados, y en todos los restaurantes tienen platos elaborados con él.
Al día siguiente viene a
buscarnos temprano una chica que nos acompañará en nuestra visita al mercado
flotante de Chau-Doc, a una piscifactoría y a una aldea Cham, la etnia musulmana.
Se llama Tang, y tenemos que poner los cinco sentido para entender su inglés. Es
agotador, pero lo compensa con su simpatía. Para acceder al barquito tenemos
que pasar por un callejón muy estrecho con casas muy pobres a los dos lados.
Las casas (por usar un eufemismo para chabola) están construídas sobre largos pilares
en el río
casas en el río en Chau-Doc |
. Lo primero que visitamos es el mercado flotante de Chau-Doc. Es el
primero que vemos y nos parece muy curioso. Tang nos explica que ponen un
mástil con los productos que cada barco vende.
Cuidando el altar del barco |
La vida en el barco |
Los vendedores del mercado
flotante viven en sus barcos y es muy curioso ver escenas de su vida doméstica
en ellos. Tienen sus altares y me hace gracia ver que muchos tienen hasta sus
macetitas que cuidan con esmero.
Luego vamos a una piscifactoría.
Los peces los crían debajo de las casas flotantes, contenidos por unas inmensas
redes. Fabrican también pienso para el pescado. El olor es nauseabundo. Uno de
los trabajadores nos da un cazo con comida para los peces y abre una trampilla
en el suelo. Cuando echamos una pequeña cantidad de pienso la reacción es
espectacular. El agua parece que entra en ebullición y se vuelve un amasijo de peces
furiosos y hambirentos que nos salpica a todos de arriba abajo. Los hay de
todos los tamaños, algunos enormes. Tengo buen cuidado en no acercarme mucho
porque estoy convencida que si me cayera los peces me devorarían en dos
segundos.
Peces en la piscifactoría |
Tang nos explica que estas fábricas, de las que hay varias en Chau-Doc,
tiene una producción muy grande, que dedican en su mayoría a la exportación.
Mientras vamos de las
piscifactorías al poblado Cham, que es la etnia musulmana. En el trayecto, Tang
nos cuenta que tiene 23 años y que acaba de romper con su novio. Que ha
estudiado turismo, pero que tiene que mejorar su inglés. En eso, al menos,
estamos todos de acuerdo.
El río Bassac, que es un afluente del Mekong, está llenode jacintos de agua, que se juntan en volubles
jardines en la orilla unos, y otros, los más aventureros, se desplazan
rápidamente por el cauce, como si fueran icebergs vegetales, buscando otros
horizontes. Me parece recordar que es una especie bastante invasiva y que en algunos
sitios da bastantes problemas, pero a mí me gusta pensar que son flores que se
rebelan contra su destino a estar toda la vida plantadas en el mismo sitio,
viendo siempre el mismo paisaje, y deciden buscar nuevo horizontes.
Jacintos de agua |
La aldea es muy pequeñita. Nos
recibe el inevitable enjambre de niños mendigos y tiendecitas de souvenirs y
quincallas varias a los dos lados. Cada vez que consigo comprender algo de la
explicación de Tang, voy toda orgullosa a traducírselo a Pilar Y Dani, y
resulta que ellos están muy contentos por haber entendido algo completamente
diferente.
La ocupación principal es la
agricultura, aunque también hay telares y en la parte que da a la carretera,
pequeños comercios que venden un poco de todo. La mezquita también es colegio.
Mamá pata con sus patitos |
Casa-barco en a aldea Cham |
Aldea Cham |
Mezquita |
La pobre Tang está muy apurada
con nuestros problemas para entenderla, así que cuando estamos volviendo al
barco nos regala a Pilar y a mí un jacinto de agua. Le decimos que no se apure,
que la entendemos perfectamente. Creo que en ese momento nos creció la naríz
por lo menos 3 mm.
Después de la visita le pido que me acompañe a
comprar una tarjeta sim vietnamita y me ayude a entenderme con los vendedores
que no hablan inglés. Después de explicarme las condiciones y yo decirle que me
parecen bien, la veo con un taco de tarjetas en la mano, mirándolas una a una
muy detenidamente. Cuando lleva miradas unas doscientas, le pregunto que qué
pasa y me dice muy seria que está eligiendo un número bonito para mí. Claro.
Cómo no se me había ocurrido. Me dice que el once es su número favorito y yo le
digo que el mío también. Se pone muy contenta. La numerología es lo que tiene,
que une mucho.
Y estoy envejeciendo. Hay rachas en las que
parece que la cosa se ralentiza, incluso que se detiene. Y otras en las que
cada día me descubro una nueva arruguita, un cambio nuevo en mi cuerpo. No es
agradable, pero es lo que hay, y hay que asumirlo con dignidad, y sin
obsesionarse demasiado. Yo creo que todo esto es culpa del microchip que me inocularon
en la frontera. También me ha afectado a la vista. O eso, o aquí ponen las
letras de todo muuuuy chicas. Porque presbicia no va a ser. Qué vulgaridad.
Decido que
voy a dejarme las canas, pero luego me entra el pánico y me digo que a los
cincuenta. Dentro de poco. Así que me voy a un salón de belleza a que me las
quiten. Toda una experiencia. Yo sentada en el sillón de a pelu, y una nube de
chicos y chicas, capitaneados por el que supongo dueño del negocio, que tiene
una estética en plan Tokio Hotel, pero más madurito, hablando entre ellos muy alterados, señalando
mi pelo, cogiendo mechones de cuando en cuando, moviendome la cabeza de un lado
a otro. Yo cierro los ojos y rezo a todos los dioses. Detesto las peluquerías.
Detesto los “cambios de look”. Creo que he dejado lo suficientemente claro que
sólo quiero que me quiten las canas y que me dejen mi color, pero aquí nunca se
sabe.
Tras largas discusiones y
debates sobre mi cabellera, se disponen a comenzar. Creo que en toda mi vida anterior
junta no ha habido tanta gente preocupada por mi cuidado capilar. Cuando
terminan, la legión de estilistas se retira cada uno a un rincón. Unos se
duermen, otros cuchichean, una de las chicas saca un papel y se pone a cantar.
Lo mejor es que el suelo está lleno de pelos de clientes anteriores que nadie
se molesta en recoger. Me dan unas ganas terribles de decirles que cojan la
escoba y se pongan a barrer, pero me aguanto, claro. A final todo acaba bien.
Lo más sorprendente fue después de enjuagarme la cabeza. Me pasaron a un salón aparte
y una chica me dio un masaje estupendo que me encantó, y eso que yo no soy muy
de masajes.
Chau- doc ha sido sólo una
parada técnica para no hacer un trayecto tan largo hasta Saigón, pero a mí me
ha parecido un sitio agradable y además no hay demasiados turistas. De aquí nos
vamos hacia Kan Thó, la ciudad más poblada del delta del Mekong, para ver los
mercados flotantes más grandes y famosos.
Me compro una ración de tofu y
berenjenas en el vegetariano que me gustó tanto para el camino en autobús. El
tofu aquí es delicioso en general, pero este es el mejor que he probado.
En el trayecto, me llama mucho la atención, la
cantidad de fabricantes de ataúdes que encontramos. Los ataúdes además son
tremendamente grandes y ostentosos.
Aldeas, pueblos, plameras, campos
de arroz. En esta época los campos de arroz están preciosos, una alfombra de
verde brillante.
En el hotel de Kan thó vuelvo a
tener vistas al muro de enfrente. Qué pena¡
El panga de mercadona viene de Vietnam. El panga es un pescao
ResponderEliminarBss
Ch.
siiiii. Aquí hay mucho, pero a mí no me gusta nada.Besos
EliminarLa mujer del mercado cantando con su retahíla.,, y lo bien que la imitaste!
ResponderEliminarY el viajecito en bus del año de la polca, con sacos y bichitos, parando y a veces andando.., vaya que en un trayecto de 80 km tardamos mas de 4 horas... Por esas calles de pueblo, o eran carreteras?
Pero finalmente nos recogieton los tres motoristas taxistas y parecia que volaaaaabamos.
Cristi me gusta mucho como cuentas las cosas!
Besitos
Piiiii hay más de un video memorable de este viaje eh? jajaaaa.Besitos cariño
Eliminarb