Volví a perder un autobús. Además, con la
mala fortuna de que se trataba de un trayecto bastante largo, pero al
final lo pude solucionar por 35 dólares , así que no fue tan
grave. Resulta que confundí la 01.am de un día con otro. Siempre me hago un lío
con eso. Pero me gustó mi reacción. Sin preocuparme demasiado, busqué una
solución y ya está. He decidido que no voy a preocuparme por nada nunca más. Es una pérdida de tiempo.
Como en Auckland, aproveché e tiempo para
conocer algún sitio que se me hubiera quedado en el tintero: Huka Falls y a los
cráteres de Marte. Huka no tiene una caída muy espectacular que digamos, más bien nada
espectacular, pero su atractivo reside en la fuerza increíble que lleva allí el
agua. Siempre me resulta hipnótico contemplar el poder de la naturaleza, y en este sitio se hace evidente. En cuanto a
los cráteres de Marte, es verdaderamente curioso ver toda una zona llena de agujeros humeantes. Es un paisaje extraño, inquietante, pero
atractivo. No tenía previsto ir, pero le caí bien al conductor, un maorí sexagenario supersimpático y me llevo gratis.
Para variar, llegué a Wellington de noche,
pero afortunadamente, no tuve demasiados problemas para dar con el autobús
que me llevaba al albergue.Uno de la cadena Base, muy correcto, como siempre. De
todas maneras, prefiero sitios más pequeños. Los Base o los yha están muy bien
en cuanto a servicios y ubicación, pero al ser tan grandes, resultan a veces un
poco impersonales.
En Wellington coincido felizmente con Begoña, mi nueva amiga chilena. Visitamos juntas
el museo Te Papa, muy interesante. Además, como llueve y hace mucho viento, hasta
apetece quitarse de la calle. Nos contamos nuestras vidas. Es una chiquilla encantadora,y nos ha invitado a mí y a Isa ( con quién espero encontarme pronto en Santiago) a su casa en Valpo, como ellos llaman a Valparaíso. No es pregunta, dice. Un cielo.
Hay algunas zonas
cortadas por el terremoto, incluso el museo ha estado cerrado durante unos
días, pero por lo demás todo normal.
Por la tarde quedamos para tomar unas
cervezas y aprovecho para celebrar mi santo acompañada, aunque en realidad no
es hasta el día siguiente. Begoña dice todo el tiempo que Wellington le
recuerda muchísimo a Valparaíso.
Al día siguiente, ferry hacia la isla sur. Siempre que empiezan a hablar por un megáfono y no me entero de una sola palabra, me pregunto si estarán diciendo algo realmente importante, del tipo "prepárense para una colisión inminente con un iceberg", o algo así. Miro a la gente y si veo que reaccionan más bien con indiferencia, me imagino que no es nada grave.
La adversidad hace extraños compañeros, y yo
últimamente me comunico bastante con los bebés. Estamos en parecidas
circunstancias. Ellos, como yo, quieren hablar, pero no pueden, así que me
miran, con esos ojos azulísimos que se gastan muchos de ellos por aquí, y mantenemos conversaciones visuales del tipo:
- Es duro, eh?, querer
hablar y no poder.
-Sí, les respondo. Saber lo que quieres decir
pero no poder decirlo. A veces rompo a hablar en mi idioma aunque no me
entiendan. Al menos me desahogo, le digo.
- Toma,y yo, me dice el bebé con
los ojos. Pero no se enteran de casi nada.
-ya.
-Lo peor es que
yo tampoco les entiendo a ellos
-
Ni yo
-
Ánimo, me dice
despidiéndose con una manita regordeta. En un año dicen que ya podremos
comunicarnos¡
-
Adiós,
compañero
En
Nelson, donde llego, nada de frío. Yo, por supuesto, iba forrada de ropa y pasé
un calor horrible hasta que llegué al hostel. Un sitio precioso, por cierto. Y dentro
de su atractivo está que te invitan a pudding de chocolate y helado por la
tarde. Nadie pensará que eso fue determinante a la hora de elegirlo, no? El desayuno también es estupendo, con mermeladas caseras deliciosas.
Uhmmmm.
En cuanto llego me voy a dar una vuelta por
la ciudad, porque por un error de cálculo de la chica que me reservó los trayectos,
parto mañana hacia Franz Joseph. Tampoco es que me importe mucho. En realidad,
la parte más bonita e interesante de estos desplazamientos es el desplazamiento
en sí, a través de paisajes espectaculares. Hoy hemos atravesado el
parque nacional de Abel Tasman y ha sido increíble. Montañas, valles, ríos,
lagos. Un recreo para la vista.
Doy un paseo por el río, precioso, y por unos jardines,
que no son nada del otro jueves. Visito la joyería de Jensen, el creador de las
joyas del Señor de los Anillos. Tampoco me parece nada del otro mundo, la
verdad. Llego al hostel casualmente justo a tiempo para el pudding, jejjeee.
En la sala común hay una chimenea enorme y
consigo instalarme junto a ella hasta que me acuesto. En la habitación he coincidido con los
chicos ingleses que hicieron rafting en Waitomo y que también hicieron conmigo
el Tongarino. Bromeo con ellos diciéndoles si es que me están persiguiendo. En la
habitación hay también un chico alemán que está trabajando en Nelson y que
habla inglés aún peor que yo. Eso me encanta.
Madrugón y bus a Franz Joseph. El trayecto, como de costumbre, una maravilla, aunque está
nublado y lloviznando todo el tiempo. Voy con un señor norteamericano que se hospedaba en el mismo albergue que yo en Nelson,y que casualmente estudia español.
He decidido que no haré la caminata por el
glaciar. Es muy cara y no estoy nada convencida de que merezca la pena. Así que
decido hacer algunas de las rutas que rodean el glaciar y visitarlo andando.
Prefiero ahorrar mi dinero para ir a Milford Sound, la zona de los fiordos en
el sur de la isla sur, valga la redundancia, que tiene muy buena pinta.
Aviso a viajeros: si alguien tiene proyectado
ver glaciares, que no vea el Perito Moreno hasta el final. Después de ver
semejante belleza, cualquier otro glaciar parece una porquería. No puedo decir
que esté decepcionada porque me esperaba algo así, pero la verdad, el Franz
Joseph no me parece gran cosa. A lo mejor, la caminata por el hielo es más
impactante, sobre todo si no has andado nunca sobre un glaciar, pero desde
luego visto desde los senderos que llevan hacia él, no es nada espectacular. Además, no
te puedes acercar , hay que verlo desde muy lejos. Y el Fox, tres cuartos
de lo mismo. En Fox he ido también a ver el lago Matheson, que casi me ha
gustado más que el glaciar.
No hace mucho frío, pero llueve todo el tiempo,
así que las tardes las aprovecho para pillar un buen sitio lo más cerca posible
de la chimenea de turno, que afortunadamente hay en todos los albergues por aquí, y
escribir. También para hablar con los otros huéspedes, aunque empiezo a estar
un poco harta de tener siempre la misma conversación: de donde eres, hacia
donde vas, cuanto tiempo llevas aquí, dónde has estado……
Como podréis observar, he resuelto (de una
forma un poco chapucera, también es verdad, pero efectiva) el maldito problema
de la y. La solución me ha venido de donde menos me los esperaba, de mi amigo
Rigel, que ni siquiera sabía que leyera mi blog. Tan sencillo como cortar y
pegar. Es un poco engorroso, pero al menos me saca del apuro. Eternamente
agradecida. Cómo no se me había ocurrido antes¡. Mi amigo Migue, que tantas
veces me ha solucionado este tipo de problemillas, me dijo que usara el teclado
virtual que viene con el Windows, pero no he sido capaz de encontarlo.
En Auckland conocí a una chica francesa que
también está dando la vuelta al mundo, curiosamente con unos destinos casi calcados a los
míos, pero a la inversa. Ella empezó por Sudamérica, luego la Isla de Pascua,
Nueva Zelanda, Australia y Asia para el final. Me encantó compartir impresiones
con ella, ver que tenemos problemas semejantes. Ella también tiene un blog. Coincidimos
las dos en la falta de tiempo, en que nadie cree lo laborioso que es viajar
así, todo el rato buscado alojamiento, informándote sobre el próximo destino,
buscando medios de locomoción para desplazarte, intentando conectarte para
publicar. Un curro. Me encantó hablar con ella.
Mañana, autobús a Queenstown. Por cierto,
esto del flexipass, una porquería. Mientras en Australia con Greyhound no tuve
ni un solo problema, el flexipass me está resultando engorroso de gestionar y,
además, de flexible no tiene precisamente nada. No estoy nada contenta.
Cada
vez que me monto en un autobús, compruebo divertida que la edad de los viajeros
es inversamente proporcional a la distancia que los separa del conductor. Quién
no se acuerda de cuando era joven, que te ibas directamente al último asiento.
Espero que mañana no haya ninguna pareja madura que me quite mi sitio en primera fila.
Requetegenial!
ResponderEliminarCh
¿Que parte de la fies(ta) me he perdido?, ¿a qué hora GMT nos encontramos?, ¿Dónde se halla Fátima Reina?.-
ResponderEliminarJa,ja, pues aclarado suficientemente, bañado, literal, con un falso café plastificado y muy descafeinado...releo dos veces todo tu periplo por el salvaje continente antipódico; dando tumbos desde y entre austrelianos, nos atrapas con tus crónicas neozelandesas, y hay una salsa con memoria de romero y camisa de varios días sudada. A fé que sí, curioso país, natural paisaje, variado paisanaje.
Se agradece la aparición de la pincelada chilena. Curioso personal donde los halla, ya quiero recordar una buena bulla en la periferia lejana del gran London con una ciudadana (?)de color y british adoptiva, empeñada en avasallar a meridional por un ticket y la oportuna, proverbial diría, aparición de una ciudadana chilena que me aconsejó, con tranquilidad hierática, pasar del tema y salir huyendo en la proxima bus-stop. Un brindis, con falso café, por todos ellos. Hip-hip-hurrah¡
Subyugados con tanta belleza paisajística, asustado moderadamente
con zonas inestables geotérmicas, esperamos, eso sí, siguiente capítulo estratosférico...por lo menos. Nos tienes a todos en un ay¡ o en una pérdida de autobus entre autóctonos aborígenes ancestrales para cebarse con sufridos guiri-turistas despistados
sin desayunar, encima. Saludos al sol y a FR, sí la autora a su pesar de este ya camino glorioso blog mundial.
que fotos mas sensacionales
ResponderEliminarhttp://losviajesysibaritismosdeauroraboreal.blogspot.com.es/
Hola Inma. Vaya blog más chulo que tienes. Me ha entrado hambre al ver las fotos jaja. Y cuantos seguidores ¡qué envidia¡ Un beso
EliminarNo, no debes desistir. ¿Has pensado que harás cuando se te acabe la plata?, quizá haya manera de conseguirla en el camino.
ResponderEliminarSi vienes a México yo puedo darte un tour por Guadalajara, aunque para serte sincero te daré un consejo: no vengas a México próximamente. Hay manifestaciones, policías y heridos todos los días en la capital del país por que las personas están molestas con las nuevas reformas e impuestos que se proponen.
Saludos desde el infierno =D
Vaya, Kouji, parece que soy yo la que tiene que darte ánimos a ti. Siento terriblemente que haya esa situación en tu país. Prácticamente desde que he entrado en sudamérica, me encuentro situaciones similares: bloqueos, protestas, manifestaciones, tanto en Chile como en Bolivia y Perú.
ResponderEliminarGracias por tu aliento. No voy a desistir, ni del blog ni de seguir viajando. Ahora mismo estoy en Lima intentando encontrar un trabajo y organizarme para seguir publicando.
Un abrazo