Smile, without a reason why
Love, as if you were a child
Smile, no matter what they tell you
Don’t listen to a word they say
’cause life is beautiful that way
Tears, a tidal wave of tears
Light, that slowly disappears
Wait, before you close the curtain
There’s still another game to play
and life is beautiful that way
Here, in his eyes forever more
I will always be as close
as you remember from before
Now, that you’re out there on your own
Remember what is real
and what we dream is love alone.
Keep, the laughter in your eyes
Soon, your long awaited prize
Well, forget about our sorrow
And think about a brighter day
’cause life is beautiful that way.
Smile, without a reason why…
Noa. Beautiful that way
En el autobús hacia Vientiane conozco a una pareja bastante mayor de Quebec, muy simpáticos, que
me cuentan que ellos también viajan todo lo que pueden. Me encanta ver gente
tan mayor y con tantas ganas de hacer cosas, en vez de apalancarse en su casa a
ver televisión. Y me encuentro también con Víctor, el chico español que conocí
en Luang Prabang. Con él y con unos cuantos chicos suizos más nos ponemos a
buscar un lugar donde alojarnos. Al final yo me voy a otro sitio, porque la
guesthouse donde se quedaron los demás no me gustaba nada, era un poco sórdida.
Estoy mayor.
Vientiane no me gusta mucho, al
menos de entrada y el sitio donde me he alojado tampoco es que esté muy bien.
Pero ya me ha pasado esto varias veces. De entrada, no me gusta una ciudad,
luego, poco a poco, acabo cogiéndole el tranquillo y al final, casi siempre
acaba gustándome. Yo suelo decir que todas las ciudades tienen su aquel,
bueno, con algunas excepciones, claro. De todas formas, cada vez me doy más
cuenta que, aunque me guste conocer las ciudades, prefiero las zonas de campo. Y montañas, ríos, mar, antes que edificios, por muy bonitos que sean.
Aquí los hoteles son bastante caros para lo que ofrecen, al menos en comparación con Luang Prabang y Vang Vieng. Por la tarde, me voy a dar una vuelta, cómo no, por el río. La puesta de sol es realmente espectacular. El sol se pone enorme, con unos tonos anaranjados increíbles y el cielo y el río también toman unos colores preciosos. Por supuesto, también tienen su mercado nocturno, bastante grande y con ambientillo, aunque no me gusta ni la mitad que el de Luang Prabang.
Aquí los hoteles son bastante caros para lo que ofrecen, al menos en comparación con Luang Prabang y Vang Vieng. Por la tarde, me voy a dar una vuelta, cómo no, por el río. La puesta de sol es realmente espectacular. El sol se pone enorme, con unos tonos anaranjados increíbles y el cielo y el río también toman unos colores preciosos. Por supuesto, también tienen su mercado nocturno, bastante grande y con ambientillo, aunque no me gusta ni la mitad que el de Luang Prabang.
Como en la calle no hay demasiado
que hacer, o al menos yo no lo encuentro, me meto en un festival de cine que
hay en el Museo Nacional. Hace mucho que no veo una peli y me apetece un montón.
Primero hay una entrega de premios que me imagino que es a estudiantes de
audiovisuales por hacer unos anuncios contra la piratería, y luego ponen
Charlie y la fábrica de chocolate. Cúanto tiempo hacía que no veía una peli en
una sala así de grande y en un pantallón. Además había muchos niños en el
público que aplaudían y reían. Disfruté como una loca. Y es una de mis poelñiculas favoritas. Esos Umpa Lumpa y sus coreografías..
Vientiane no me dice nada. Incluso me quedo un día más a ver si consigo
sacarle algo de jugo, pero nada.Visito algunos templos, que me parecen bastante
feos. Tiene una especie de remedo de Arco del Triunfo, con sus Campos Elíseos y
todo, y poco más.
Arco del triunfo de Vientiane |
Aunque lo intento, no consigo sacarle chica a esta ciudad. Lo más divertido que le encuentro son los chicos uniformados que hay en cada semáforo. Observo que llevan una especie de cómputo de los vehículos que paran, y aunque ninguno sabe explicármelo porque no hablan inglés, posan encantados para mí.
En
realidad, Vientiane sólo era una parada hacia las 4000 islas, que están en el sur
del país, pero ahora me planteo sí merecerá la penar ir hasta allí. No lo tengo tengo nada claro. Decido volver a Tailandia a ver el norte, Chiang Mai y Chiang Rai y de ahí cruzar hacia Myanmar, que
es un destino que me apetece muchísimo.
monjes en Vientiane |
templo de vientiane |
Otro avión, otra frontera y
otra vez en Bangkok. Qué distinto todo de la primera vez que llegué a esta ciudad,
hace sólo poco más de dos meses. Yo no me siento demasiado cambiada, pero
desde luego, lo estoy. A pesar de todo, Bangkok me sigue impactando, si no igual que
la primera vez. Es una ciudad tan viva, ¡qué contraste con Vientiane¡
Antes de dirigirme hacia el
norte, hago una excursión a Kanchanaburi. Otra vez la duda de si merece o no la
pena ir allí. Parece que llevo una racha de indecisiones considerable. El
problema es que yo pensaba seguir desde allí a Chiang Mai, pero descubro que es
imposible y tengo que volver, otra vez, a Bangkok. Parece que es mi sino
volver una y otra vez a esta ciudad. Al final me voy a Kanchanaburi pero me da la paranoia de
que estoy gastando mucho dinero y me pillo un hotelillo cutre, sin aire
acondicionado. Es sólo una noche…
De vez en cuando me envuelve una especie de
sensación de culpabilidad por no trabajar y no tener ingresos. No es todo el
tiempo, claro, pero de repente me da un ataque de culpabilidad y hago este tipo
de ahorros absurdos.
Paso la peor noche de todo el
viaje. El calor es insoportable, no sé donde narices leí que en kanchanaburi
refrescaba por la noche. El bungalow está a tomar por saco de la recepción o de
cualquier otra forma de vida (humana) y encima, cuando voy a entrar al baño, hay
un insecto ENORME. Cierro la puerta. Espero un rato. La vuelvo a abrir. El
monstruo sigue ahí. Cierro. Espero. Vuelvo a abrir con la esperanza de que sea
una cucaracha.(triste esperanza, por otra parte) No. No es una cucaracha. Tiene
unas pinzas en la cabeza y un aguijón laargo en el culo. Cierro. Me siento en
la cama. Me trago el orgullo y voy a la recepción. Casi podría decir que hago
una excursión a la recepción. El recepcionista viene, coge el bicho con papel
higiénico y se va con el cadáver. Me siento idiota. Pero aliviada, la verdad.
Al día siguiente viene a
buscarme mi guía-taxista en un tremendo pick-up negro impecable y con aire
acondicionado. Para mi sorpresa, no va nadie más a la excursión. Ma, que así se
llama, es tremendamente simpático y habla un inglés bastante bueno. Otra
sorpresa agradable. Vamos primero a las cascadas de Erawan. Es un sitio muy
bonito, todo muy cuidado aunque en plan parque, no muy natural. Aún así me
gusta.
cascadas de Erewan |
Hay muchos tailandeses en familia y con la comida para pasar el día. Es un sitio bastante grande. Yo quiero verlo todo y
luego decidir dónde me quedo a darme un baño, pero cuando empieza a apretar el
calor, me meto en la primera cascada que pillo. Además, son todas muy
bonitas. Bañarse aquí es una maravilla. No sabría decir si me gusta más ésta que la de Kuang Xi, en Luang Prabang. En cuanto te quedas parada dentro del
agua vienen los peces, que algunos son de tamaño considerable, a pegarte
mordisquitos. Al principio me llevo un buen susto, pero luego me acostumbro. Ma
me enseña un sitio donde estos mismos simpáticos pececillos te hacen la
pedicura gratis. Es igual que esos acuarios que hay en las ciudades con
pececitos que se te comen las durezas de los pies y que a mí me dan un poco de
grima, pero en plan natural . El problema es que tengo unas cosquillas
terribles y me cuesta aguantar sin ponerme a reír como una histérica. Qué
corte. De todas formas, me encanta, es divertido.
Pedicura natural |
He comprado algo de comida
antes de llegar, porque Ma me advirtió que allí era muy caro. Justo terminando
de comer, empieza a llover. Llegamos al coche antes de que el agua empezara a
caer con esa saña con la que suele hacerlo por aquí.
Pasamos por un campamento de
elefantes, pero yo los veo sólo desde fuera. Me temo que es un poco rollo.
Tampoco es que lo tenga muy claro con nuestro siguiente destino, el Templo del
Tigre, pero tengo curiosidad por ver de qué va.
Manifa de vacas |
Cuando llegamos, hay muchos
turistas esperando turno para entrar. Nos conducen a todos en manada hacia una
explanada. Hay un montón de personal a nuestro alrededor. Llega un tipo
australiano y empieza a hablar por un micrófono en plan “señoras y señores,
bienvenidos a este nuestro espectáculo…” Uf, qué mala espina me esta dando todo
esto. No entiendo ni una palabra de lo que dice, pero el tipo no me gusta nada,
y menos la forma de hablar. Esto me está pareciendo más un circo que un templo.
A pesar de todo, cuando empiezan a aparecer los tigres, me impacta. Hay un monje
sentado con uno acariciándolo y dándole de beber. Los monitores o lo que sean
se van apostando, cada uno con un tigre en diversos lugares.
Nos dan las directrices de cómo tenemos que actuar (no pasar por delante de los tigres, no tomar fotografías de frente, no agacharse, etc) y se van formando colas de turistas frente a cada animal para hacerse la consabida foto. Aquí hay gato encerrado. Todo el tiempo tengo la sensación de que en este sitio hay algo que huele mal. Ni mis gatas son tan mansas.
Nos dan las directrices de cómo tenemos que actuar (no pasar por delante de los tigres, no tomar fotografías de frente, no agacharse, etc) y se van formando colas de turistas frente a cada animal para hacerse la consabida foto. Aquí hay gato encerrado. Todo el tiempo tengo la sensación de que en este sitio hay algo que huele mal. Ni mis gatas son tan mansas.
A pesar de todo, me pongo en
una fila y me hago la foto. Nunca había tocado un tigre, y es emocionante.
Luego nos meten a todos en un recinto y vamos saliendo para hacernos otra foto
llevando al tigre de la cadena, como si fuera un perrito. Decididamente este
sitio es una mierda. Los tigres están drogados seguro, no hay otra explicación.
No entiendo como permiten esto. Pero a pesar de todo, me hago la foto con el
tigre y la cadenita.
Estoy deseando salir de aquí. Luego nos conducen a una especie de gradas donde contemplamos a los que han pagado para darle de comer a los tigres. Es patético, pero lo peor es al final, cuando otros turistas que también han pagado un extra, blanden bolsas de comida delante de algunos tigres de los que están separados por una charca, para que estos las alcancen. Confieso que me gustaría que alguno de los animales se merendara a un turista. O mejor aún, al tipo del micrófono. No veo el momento de irme. Estoy indignada
Estoy deseando salir de aquí. Luego nos conducen a una especie de gradas donde contemplamos a los que han pagado para darle de comer a los tigres. Es patético, pero lo peor es al final, cuando otros turistas que también han pagado un extra, blanden bolsas de comida delante de algunos tigres de los que están separados por una charca, para que estos las alcancen. Confieso que me gustaría que alguno de los animales se merendara a un turista. O mejor aún, al tipo del micrófono. No veo el momento de irme. Estoy indignada
Patético |
Como me salgo antes de que
termine el “espectáculo”, me pierdo para encontrar la salida. En el camino
hacia fuera de recinto, veo algunos animales más.
Antes de volver al pueblo, paramos en el
“puente sobre el río Kwai”. Sí, es el sitio dónde se rodó la peli, y el puente
existe de verdad. Fue construido por los japoneses para unir Tailandia con Birmania
utilizando prisioneros de guerra ingleses, australianos, asiáticos y
neozelandeses y murieron tantos de ellos durante su construcción, que al tren
que circulaba por sus vías le llamaban “el tren de la muerte”. El puente
posteriormente fue bombardeado por los ingleses y actualmente está reconstruido
y es una atracción turística.. Y vaya
la parafernalia que tienen montada a su alrededor¡. Aquí es evidente de qué
peli me acordé. Y de David Niven.
El puente sobre el río Kuai |
Yo tenía una vecina que conoció
a David Niven. Ella fue emigrante en su juventud y estuvo sirviendo en una casa
en Suiza, no recuerdo la ciudad. Yo le daba clase a sus cinco cafres, digo
hijos, y por eso a veces me invitaba a
un café. La Señora, como ella la llamaba, había sido una actriz con cierto
renombre en Hollywood y Dolores, que así se llamaba mi vecina, siempre contaba
que la casa era frecuentada por famosas estrellas
de cine . Y Dolores siempre destacaba a David Niven. Decía que era extremadamente
amable y educado. Todo un caballero. Me enseñaba fotos, me contaba historias de
su “Señora” A Dolores le encantaba
recordar aquellos tiempos. La señora le había regalado un abrigo de piel y una
vez me obligó a que me lo probara.
¿ Y qué hago yo en Tailandia
acordándome de Dolores?
Vuelta a Bangkok. Parece que al
final, siempre tengo que volver a Bangkok. Allí decido que no voy a ir hacia el
norte. Me encantaría conocerlo, pero estoy harta de calor, de templos y de budas.
Así que tengo que encontrar un nuevo destino. Saco mi lupa, mi mapamundi y
decido que quiero ir a Bali.
Voy a comprar el pasaje para Bali, pero en
todas partes me dicen que para poder entrar en Indonesia tengo que tener un
vuelo de salida.
-" Pero, oiga, es que yo no sé dónde voy a ir después"
-" Entonces tiene
que ir a la embajada de Indonesia a que le den una solución".
Al día siguiente,
la embajada está cerrada porque es fiesta. Otro días más varada en Bangkok. Menos mal que al menos me alojo en un sitio agradable y barato.
Al otro día, voy a la embajada. El
señor que me atiende, muy amable, me dice que muy bien lo mío, pero que tengo
que tener un vuelo de salida.
- ¿Y no se puede hacer otra cosa?¿no podría firmarles
un papel diciendo que no voy a quedarme, ni a trabajar?. El señor cierra los
ojos, apoya las manos en la mesa. Abre los ojos.
-" No".
Vuelta a coger la lupa, el mapa
y a buscar otro destino. Lo que más me está costando es tomar las decisiones.
Reconozco que me gustaría tener a alguien con quien consensuar, con quien
discutir qué hacer. Me sorprende, pero es verdad.No tengo ganas de tomar tantas decisiones de seguido.
Me estoy acostumbrando a hablar conmigo misma.
A veces parezco Gollum, creo que me estoy volviendo un poco esquizofrénica.
–A ver (mapamundi y lupa en
ristre)…¿ dónde vamos?
-
Uhmmm ¿qué te parece Bali?
-
¿Bali? No sé…
-
(mi tesssssorooo)
Al fin
decido que de Bali iré a Australia, más concretamente a Darwin. El vuelo es muy
caro así que decido comprarlo por internet. Encuentro un vuelo con quantas (no me hace
nada de ilu, pero…) a muy buen precio desde Bali a Darwin. Pero no me llega la
confirmación. Nada. Envío un correo a Edreams. No hay respuesta. No puedo
llamar hasta el día siguiente por la diferencia horaria. Entonces pienso
que si anulo la reserva del vuelo puedo comprar otro billete en una agencia y
terminar con esto. Veo que no me han hecho el cargo en la tarjeta y voy volando
a un cajero a sacar dinero para que no me lo puedan cargar. No sé por qué
razón, no puedo sacar dinero de ningún cajero. Estoy empezando a desesperarme.
He visto por internet una agencia que dicen
que está especializada en viajes como el mío. Cómo me arrepiento ahora de no
haber comprado esos billetes específicos para dar la vuelta al mundo. Hasta
ahora todo ha ido sobre ruedas, pero desde hace unos días..todo son problemas.
Me recuerdo a mí misma hace unos meses diciendo: “no,no, no quiero
condicionamientos, quiero libertad¡”. Pues toma libertad.
Y entonces
empieza la “operación papelito”. La bauticé así en Hanoi, cuando intenté
conseguir una batería nueva para mi ordenador. Consiste en lo siguiente:
alguien me dice, o yo decido, que tengo que ir a un sitio a resolver un problema o a comprar algo. El recepcionista
del hotel me apunta la dirección en un papelito en caracteres tai (en este
caso) para que se la entregue al taxista. Yo le veo escribir y siempre pienso que
pone : “estimado taxista, lleve a esta falang medio tonta que no se entera de
nada a…”.
El taxi me lleva a un sitio dónde se supone
que tengo que ir. En este caso es un rascacielos con un montón de plantas. En
la planta 21 me dicen que no pueden ayudarme, que vaya esta otra dirección que está bastante cerca (me
dan otro papelito) donde está la quantas. Otro rascacielos aún más grande, todo
lleno de japoneses y restaurantes japonenes. Cuando llego a la oficina de la
quantas me dicen que no pueden ayudarme, que mi reserva no aparece por ninguna
parte. Le digo de hacer una nueva reserva como si no hubiera pasado nada. Me
dicen que tengo que ir a la planta 3. Me dan otro papelito. Al menos esta vez no
tengo que salir del edificio.
Al final,
tras toda una mañana de mostrador en mostrador, como en la copla, consigo por
fin mi vuelo a Bali.Ni Kafka en su versión asiática hubiera mejorado esto. Lo de Darwin ha sido imposible, no he podido entender
por qué, pero he conseguido un vuelo a Sydney a casi el mismo precio. Al menos puedo
irme mañana de Bangkok. Por fin¡¡
Estoy tan
contenta que me invito a mí misma a comer lo que se me antoje y se me antojan
canelones¡ Me zampo un plato de canelones, otro de tiramisú y dos copas de
vino¡¡Voy flotando a hacer la maleta…
Al menos
desde el aire, la islitas parecen preciosas. Cuando llego al aeropuerto, lo de
siempre
-“ ¿vacaciones?”
-“ sí"
-“¿cuánto tiempo en Bali?”
-“Un mes”.
-“ ¿dónde se aloja? ¿tiene aquí familia?”
Esta vez el
interrogatorio se está alargando. ¿Dónde está su familia?¿Dónde está su marido?
Abra la maleta, por favor. La maleta, la mochila, el bolsito bandolera. Todas
mis pertenencias, todas, desparramadas por ahí. Yo impasible.
- ¿ésto que es? .
-“Almax, son pastillas para el estómago.”
-“ ¿padece usted del estómago?”
Uff . Yo sé
perfectamente que no van a encontrar nada, pero empieza a ser desagradable. El
tipo presiona la maleta por todos lados, la pasa por el escaner tres veces, me
pregunta cosas absurdas. Luego viene una señora y me cachea. Me aprieta la
barriga, los costados.
-¡”Puede irse.
Disfrute su estancia en Bali.”
-Tu p..madre en pepitoria, le digo con una sonrisa de
oreja a oreja.
La verdad es
que la primera impresión de Bali no puede decirse que se parezca mucho al
paraíso. Lo único que veo es tráfico, tráfico y tiendas, tiendas.Me alojo en casa de un español que lleva toda la vida viviendo en Bali . El lugar es
precioso, estoy como en casa y al lado de la playa. La idea es estar unos días
de playita y aprovechar para escribir y descansar. La playa es muy grande y
bastante bonita, el problema es que no te puedes bañar. Es una playa para hacer
surf, y a todo lo largo de la orilla hay banderas prohibiendo el baño. Y eso
es un problema. Al menos para mí. Estoy deseando bañarme en el mar.
Plaia de Seminiak |
Galo me
enseña los sitios de la zona, dónde comer, dónde comprar. Y luego vamos a la playa a ver la puesta de sol.
Hay mucha costumbre de reunirse en la playa con una bintang, la cerveza
nacional, tanto grupos de extranjeroscomo de balineses, para ello. Me presenta
a un grupo de sudamericanos, la mayoría chilenos y a algunos españoles. Y luego
vamos a cenar al Zanzíbar, un restaurante italiano pero que también tiene
comida asiática, y uno de los refugios de los muchos expatriados que hay en Bali.
Al día
siguiente me levanto temprano y me voy a andar a la playa. Ya hay bastante
gente haciendo ejercicio o paseando a los perros. Seminyak me parece el típico
ejemplo de lo que no debe hacerse en una playa. Y , por las obras y las grúas
que veo, la cosa va a más. Y eso que dicen que Kuta y Legian son peores. Lo compruebo
más tarde, cuando voy caminando hacia el otro lado.
Estoy todo el
día escribiendo y ordenando mis papeles. También me he comprado una guía de
Australia y estoy más o menos planteando la ruta, haciendo contactos y
estudiando el tema. Estoy aterrada con los precios.
Me encuentro a gusto en casa de Galo. Es muy bonita y me
siento como si estuviera en mi propia casa. Vive con su hija Jana de 26 años que trabaja de relaciones públicas en un beach club y prácticamente no la veo en
todo el día. En la casa están empleadas también dos chicas balinesas, Ketut y Madé, que son encantadoras y me ayudan en todo lo que les pido.
Por la tarde
me voy a dar una vuelta para estirar las piernas y ver algo de Seminyac. El
pueblo es una sucesión de calles estrechas todo lleno de tiendas, restaurantes
y hoteles. Mientras estoy dando mi vuelta de reconocimiento, me encuentro a Galo
que está buscándome con la moto para ir a cenar con un grupo de amigos
argentinos.Son unos cachondos, no paro de reírme en todo
el tiempo. Algunos llevan un montón de tiempo viviendo en Bali, otros van y
vienen para comprar género o hacer negocios. Me encanta escuchar sus historias,
sus vidas. Me parece increíble lo diferentes que son de la mía. O de lo que ha
sido la mía.
El día
siguiente el mar parece que está al más calmado y me paso toda la mañana tirada
en la playa. Qué ganas tenía de bañarme en el mar. Disfruto de verdad esa mañana. Tampoco está tan mal, si no fuera por esas ola enormes que me dan
pavor…Si no fuera tan cobardica intentaría aprender a hacer surf.
Por la noche vamos a cenar a un indonesio, que
todavía después de casi tres día en el país no había probado la comida local.
Me gusta bastante, al menos lo que he probado hasta ahora. Pero picante¡¡¡ Después de
cenar, Galo y yo decidimos que nos apetecería una copa, pero los precios del
alcohol son prohibitivos, si exceptuamos el aguardiente local , arang, que está
, como decirlo, imbebestible. Galo lleva viviendo en Bali 38 años y se lo
conoce todo, como es normal. Así que cogemos la moto y nos vamos a comprar una
botella de ron de “estraperlo”. Nos metemos en un dédalo de callejuelas
oscuras. Galo me advierte que meta el bolso entre los dos, aunque yo no veo
mucho mal ambiente.
A veces, durante este viaje, me pasa que me veo desde
fuera. Es una sensación extraña, pero divertida. Y en ese momento me veo en una
moto en Indonesia con un hombre que acabo de conocer, atravesando callejuelas
inciertas para comprar una botella de ron de contrabando. Hay que reconocer que
bastante más divertido que una mañana en el banco..
Compramos una botella de ron jamaicano Nos cascamos
media botella mientras nos contamos nuestras historias. Galo ha tenido una
vida muy interesante(como todo el mundo menos yo, tengo la sensación
últimamente). Fue hippy en una comuna en Ibiza cuando era joven, ha viajado por
todo el mundo, y hace 38 años vino a Bali y aquí sigue. Se acuerda de España,
pero yo creo que él sabe que ya es más balinés que español. Es un tío mui simpático i mui buena gente
Al día
siguiente voy con él a ver “la tierra”, como él la llama. Se ha pillado una
concesión de 25 años sobre un terreno en una de las zonas de expansión de Bali,
la península de Bukit, que es un sito precioso, nada que ver con Seminyac. Está
todo mucho más virgen y las playas son maravillosas, aunque el acceso es
difícil las más de las veces.
Está construyendo su casa y un pequeño hotelito. Esa noche nos compramos una botellita de vino que fabrica un amigo suyo chileno y yo hago porra antequerana. Galo ha comprado embutidos y jamón y nos damos un homenaje.
Acceso a la plaia de Padang Padang, en la penísnula de Bukit |
Plaia de Padang Padang |
Está construyendo su casa y un pequeño hotelito. Esa noche nos compramos una botellita de vino que fabrica un amigo suyo chileno y yo hago porra antequerana. Galo ha comprado embutidos y jamón y nos damos un homenaje.
Después de
cenar, saca un mapa de Bali para decirme los sitios más bonitos donde tengo que
ir. El problema es que no sé llevar una moto. Por favor, a todo aquél que tenga intención de viajar a Asia y no sepa llevar moto: que aprenda antes.
Además, todos los sitios dice que
son muy románticos y que son para ir enamorada. Conclusión: si no sabes llevar
moto y no estás enamorada, no vengas a Bali. Vaya porvenir que tengo yo en la
isla..
Todo el mundo
me dice que tengo que ir a Ubud, que me va a encantar, así que me cojo un guía
y me voy para Ubud. El guía es para que en el camino me vaya ensañando los
sitios interesantes para visitar. A muchos de ellos, aunque Galo le ha
advertido e indicado dónde tiene que parar, supongo que me lleva porque le dan
una comisión, pero en general, visitamos sitios bastante interesantes. Templos,
una plantación de café donde veo los famosos animalitos luwac. Estos animalillos
se comen las bayas de café y cuando las cagan, las usan para hacer un café muy
exclusivo y muy caro. Yo lo pruebo en una degustación pero tampoco me parece
para tanto. Fuimos a una fábrica de batiks, a una casa típica balinesa a un espectáculo de danza sarong.
Bailarina de danza "Sarong" |
La danza saróng representa la lucha del bien el mal |
Cocina en una casa típica balinesa |
Instrumento tradicional balinés |
Mi guía en Bali, Ioga |
Templo del Agua |
Aquí vienen a purificarse los balineses |
Plantación de café |
Volcan Batur, en Kintamani |
Lago Batur |
Templo |
Arrozales |
Yoga, que así
se llama mi guía, me lleva a una homestay en Ubud que en principio no me parece mal. Es
barata y está muy céntrica. Esa noche voy a ver un espectáculo de danza
balinesa, que en esta ciudad son muy famosos. Está muy interesante y me encanta la
música. En Bali está muy presente la música. Pero sobre todo, lo que está muy
presente es la religión. Bali es una excepción en Indonesia por muchas cosas, y
una de ellas es que son hinduistas en vez de musulmanes.
Y yo tengo la impresión
de que se pasan el día entre rituales y ceremonias, que, por cierto, son
tremendamente vistosas. Me gusta ver a las mujeres por la mañana temprano
eligiendo a la vendedora de ofrendas qué van a comprar, preparando
cuidadosamente cajitas confeccionadas con hojas de banano, llenas de flores de
colores, a veces algo de comer, o de beber, o billetes de baja denominación. E
incienso. Mucho incienso por todas partes. Las ves concentradas en la elección
y posteriormente en la preparación y colocación de las ofrendas. Y les lleva un
montón de tiempo. Una mañana, vi a una chica jovencita con una ofrenda sobre el
sillín de una moto. Estaba profundamente concentrada supongo que rezando y
agitando por todos los lados de la moto una varita de incienso. Imaginé que la
moto sería de su novio, que ese día tendría que hacer un trayecto especialmente peligroso.
Lo cual no es muy difícil en Bali, con el tráfico horrible que hay por todas
partes.
Ubud no me
parece para tanto. A menos que estés muy interesado en yoga, que no es mi caso,
o en las sanaciones de curanderos de la medicina tradicional, que tampoco, o
quizás en otros atractivos que yo no consigo descubrir, el pueblo no me parece
muy diferente de Seminyak. Eso sí, los alrededores son sencillamente
espectaculares. Los bancales de arroz, la vegetación tropical y la visita al
templo de los monos, hacen que ir allí merezca la pena.
Al día
siguiente me levanto muy temprano para visitar los campos de arroz. Cuando salgo
de la habitación, que en realidad es un pequeño bungalow, veo que aún no han
retirado los restos del desayuno del día anterior y me parece demasiado. Me
largo de aquí ya. Hay que ver lo que puede influir en cómo te lo pasas en un
sitio según si te alojas en un lugar amable o no. Y este sitio al final no ha
sido nada amable. Menos mal que en el restaurante Fortuna, que descubrí por
casualidad, me han dado un poco de calor. Cuando encuentro un sitio así, dónde
el servicio es especialmente amable, la decoración bonita, los precios
asequibles y, además, la comida está espectacular, me hago adicta
irremisiblemente. Y el Fortuna ha sido mi refugio en estos días en Ubud. Hasta iba
a desayunar. Y allí conocí a David, un australiano que me ha dado un montón de
consejos sobre mi próximo destino. El también era adicto al Fortuna y un tipo muy interesante. Tiene una
página web desde hace casi 20 años sobre como conservar la juventud. Muy
curioso. Y dice que desde hace algún tiempo le está dando bastante pasta, sobre
todo de norteamericanos. El sitio es www.growingyouthful o algo parecido. Cuando esa noche me meto en la página descubro que se llama David Niven. Qué casualidad. Es la segunda vez que me encuentro con David Niven en poco tiempo¡
Otro momento que
he disfrutado mucho ha sido la visita al templo de los monos. Quizás porque fui sin ninguna
expectativa, pensando que sería un fiasco, pero me encantó. Como era muy
temprano, apenas había gente.La luz se filtraba entre las ramas de los
árboles enormes, con enormes raices aéreas, creando una atmosfera irreal e inquietante, con esas estatuas de piedra de deidades extrañas cubiertas de
musgo .
Arrozales de Ubud |
Al trabajo¡¡ |
Me tienen loca los arrglos florales que hacen en agua |
Bosque de los monos en Ubud |
Qué zustoo |
UHmm, qué ricas ofrendas |
Los monos, en su linea. No me gustan especialmente pero hay que
reconocer que a veces son graciosos. Sobre todo cuando acosan a turistas que no
sean yo.
Vuelta a
Seminyak. Aunque no me gusta la ciudad, cuando voy llegando a casa de Galo me
alegro. curiosamente, es un poco como volver a casa. Y cuando encuentro a Ketut y
Madé, las chicas que trabajan allí, me alegro sinceramente de volver a verlas.
De todas formas, no acabo de encontrar mi sitio en Bali.Y mira que me conformo
con poco, una playa bonita dónde pueda bañarme y un poco de tranquilidad.
O mucho, según se mire
...Yo ya con lo del tigre lo he visto todo, todo(me inspira poca confianza esa cadenitaaaa..., la sombra del "domador" no es tan alargada como parece..., no se que tal funcionan los seguros de salud en eisia...)
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